¿Qué es la discriminación?
La discriminación es
una forma de violencia pasiva; convirtiéndose, a veces, este ataque en una
agresión física. Quienes discriminan designan un trato diferencial o inferior
en cuanto a los derechos y las consideraciones sociales de las personas, organizaciones
y estados. Hacen esta diferencia ya sea por el color de la piel, etnia, sexo,
edad, cultura, religión o ideología.
Los individuos que
discriminan tienen una visión distorsionada de la esencia del hombre y se atribuyen
a sí mismos características o virtudes que los ubican un escalón más arriba que
ciertos grupos. Desde esa “altura” pueden juzgar al resto de los individuos por
cualidades que no hacen a la esencia de estos. Muchas veces este rechazo se
manifiesta con miradas odiosas o con la falta de aceptación en lugares
públicos, trabajos o escuelas, acciones que afectan a la persona rechazada.
El prejuicio a cierto
tipo de comunidades hacen que los individuos que pertenecen a estas sean prejuzgados
antes de ser conocidos. Son generalizados y rechazados. La intolerancia, el rechazo
y la ignorancia en la mayoría de los casos son determinantes para el nacimiento
de conductas discriminatorias.
Las creencias populares
pueden convertirse en propulsoras de odios. Los judíos son avaros, los gitanos
ladrones, los coreanos sucios, el que tiene tez trigueña es cabecita, los
bolivianos sin inmigrantes ilegales. Los individuos que son afectados por estas
clasificaciones no son valorados por virtudes sino por características secundarias
que no determinan sus cualidades como ser humano. Estos ejemplos son crueles e injustos
pero son los clásicos dentro de nuestra sociedad.
¿Quiénes son los afectados?
Los afectados en la
mayoría de los casos son los individuos pertenecientes a las denominadas minorías.
Estas minorías son pequeños grupos dentro de una sociedad. Hay veces que estos grupos
no son pequeños pero aun así son rechazados.
Hay muchos ámbitos
donde las personas pueden ser rechazadas. También aquellos que optan discriminar
encuentran muchas razones para hacerlo. Para exponerlo de la manera más clara les
mostramos la siguiente división:
Discriminación social.
Las personas
discapacitadas son unas de las más afectadas en nuestro país. Para ellos es difícil:
conseguir trabajo, obtener una óptima asistencia médica para su problema,
lograr conseguir instituciones educativas acorde a sus necesidades y recursos
(el estado no brinda el respaldo adecuado). Para aquellos que tienen una
discapacidad física y utilizan para trasladarse sillas de ruedas o bastones les
es imposible circular por la vía pública sin hacer malabares. En México existen
leyes que aseguran los derechos de aquellos que
tengan algún problema psicomotriz pero no establece los medios o métodos para
que esta igualdad se cumpla.
Discriminación laboral.
En la actualidad, la
crisis económica que genera índices de desocupados produce inestabilidad en el
plano laboral. Los empleadores, al existir una gran demanda, se toman ciertas
licencias. Aquellos que superan los 40 años son viejos, las mujeres reciben
menores sueldos, los jóvenes sino tienen experiencia no son contratados. Para bajar
los costos emplean obreros en negro casi
Esclavizados.
Discriminación sexual.
Entre hombres y
mujeres ha existido una puja, desde que el mundo es mundo. Hasta nuestra época
siguen haciéndose diferencia entre los géneros. Esta lucha se convirtió en
bandera de dos ideologías: el machismo y el feminismo, relativamente nuevo.
Nuestro país en esta materia
lleva años de retraso y aún hoy hay quienes creen que un sexo “debe” dominar al
más débil.
Discriminación racial.
Muchas veces quienes
discriminan lo hacen por el color de la piel. Las personas de color, los aborígenes
o nativos, los extranjeros de diferente etnia son el blanco de los ataques. Los
negros son de una de las razas más castigadas, desde los períodos coloniales,
fueron víctimas de la esclavitud. Los nativos americanos tras la conquista de
los viajeros del viejo continente fueron tratados como animales y hubo
civilizaciones que fueron totalmente exterminadas por la falta de comprensión de
los “civilizados” europeos. En la actualidad, las minorías raciales son
rechazadas y experimentan, en ocasiones, agresiones físicas.
Discriminación religiosa.
La falta de comprensión
por las costumbres de nuestros semejantes es la razón del rechazo a aquellos
que practican otra religión o credo. Para muchos es difícil comprender que
alguien tenga una creencia distinta. Así, los judíos, los hindúes, los budistas
o los gitanos son rechazados. La intolerancia muestra una inmadurez de
pensamiento y entendimiento.
Discriminación ideológica.
Al igual que la
discriminación religiosa, este rechazo es causado desde la incomprensión hacia
los ideales de otras personas. Rechazar por ideas puede ser uno de los más
grandes atentados. Te pueden quitar todo, robarte las ganas de gritar pero jamás
deben despojarte de tus ganas por pensar, crear, soñar.
La raza humana puede ser comparada con una paleta de colores.
Todos diferentes, cada uno con una cualidad especial, algo que lo hace bello.
Algún que otro parecido pero, al final distintos. Ninguno igual pero todos con
la misma categoría: colores… Los hombres y las mujeres somos iguales a los colores, todos
distintos pero todos, al fin y al cabo:
humanos.
Existen millones de opiniones, tantas como habitantes hay en
la tierra. Una manera de no
discriminar es escuchar y tratar de entender los
pensamientos de nuestros semejantes. Escuchar
y respetar,
son las claves para no rechazar.