viernes, 6 de marzo de 2015

!NO al NO!



¡No al NO!

 “Lo que sucede es que si alguien sugiere algo, antes de que termine de hacerlo le decimos que no se puede, eso es lo que debemos cambiar de inmediato.” Así se expresaba una ejecutiva ante su equipo gerencial. Sin embargo, esa es tan solo una de muchas formas en las que un “no” prematuro aniquila ideas, motivación y sentido de pertenencia en las organizaciones.

¡No porque no! Desdichadamente, hay personas “programadas” para encontrarle peros a toda iniciativa que escuchan en el equipo. Exhiben una impaciencia suprema para escuchar la idea completa y reaccionan obstruyendo la imaginación. Ni siquiera son capaces de identificar algo bueno en la propuesta. Lo malo es que quienes les rodean se percatan que sugerir es perder el tiempo y poco a poco el estancamiento carcome al equipo.

¡No a resultados diferentes! Es imposible alcanzar lo extraordinario haciendo lo ordinario, lo de siempre. El temor a lo desconocido atrinchera la innovación. Esto equivale a estar vivo sin vivir, dice un popular refrán. La comodidad anestesia la ambición y sin presión por elevar el nivel de desafío, la complacencia envuelve al equipo o a sus líderes. Todos saben que pueden lograr más, pero para qué complicarse si así creen estar bien.

¡No a personas específicas! ¿Hay unos más “iguales” que otros en su organización? ¿Ha percibido que dos personas sugieren lo mismo pero a una le dan atención y a la otra le ignoran? Los prejuicios se alimentan de la ignorancia y del desconocimiento de las personas como tales. Se acrecientan con resentimientos, miedo a la discrepancia e incapacidad para ser objetivos. Los juegos políticos terminan sobreponiéndose al valor u origen de las ideas.

¡No a la fluidez y la eficiencia! Ejercer control de gastos es muy racional; pero caer en la burocracia excesiva y en la tramitología paralizante es una vía rápida para devastar la innovación, el servicio al cliente y la capacidad de respuesta al cambio. Quienes formulan procedimientos engorrosos los defienden sin tregua, y quienes evaden el calvario de sobrevivirlos se resignan a  no complicarse lidiando contra “el sistema” y reducen su productividad.

¡No al sentido común! Hay procedimientos y situaciones obvias por su disfuncionalidad, pero no se rectifican ante la ausencia de alguien con poder para aportar sensatez, criterio e inteligencia para abolirlas. La rutina se adueña de la mente de quienes se limitan a ejecutar lo establecido, sin percibir los efectos de sus propias acciones.
¿Cuáles de estos “no” se dan en su equipo o en usted? ¿Cómo sería al ambiente de trabajo en su organización si le dieran un No al NO? Intente no decir no a esta sugerencia…

Publicado por German Retana el día 30 ene, 2015.

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